Ruta napoleónica por Alba de Tormes
QUÉ HACER
Ruta napoleónica por Alba de Tormes
En Alba de Tormes se vivieron destacados hechos de armas durante la Guerra de la Independencia, así como la ocupación por parte de tropas francesas, que duró casi cuatro años.
El castillo de los Duques de Alba es el lugar ideal para comenzar la ruta por esta villa napoleónica. En su interior se encuentra la oficina de turismo, donde se recomienda, tras una breve introducción, subir al mirador ubicado en lo alto del torreón, excelente atalaya desde donde se puede interpretar el paisaje gracias a la información contenida en los paneles dedicados a la batalla de Alba de Tormes (28 de noviembre de 1809) y a los hechos acaecidos en julio y noviembre de 1812.
Desde allí se continúa hasta la plaza de Santa Teresa, donde se encuentra el convento de la Anunciación de las Madres Carmelitas Descalzas, que en noviembre de 1812 sufrió bajo el fuego cruzado entre las tropas francesas que asediaban el castillo y las españolas que lo defendían.
Siguiendo la ruta urbana señalizada del conjunto histórico, se llega a la parroquia de San Pedro y, desde allí, podemos llegar al puente medieval sobre el río Tormes. No es difícil identificar la sección que volaron los aliados en 1812, ya que, durante su reparación, el nuevo arco se construyó con unas dimensiones mucho mayores que las del resto.
Desde la boca del puente podemos seguir dos caminos. Uno de ellos nos invita a cruzar el Tormes y, al llegar al otro extremo, seguir caminando a mano derecha por un camino paralelo a la ribera del río en sus primeros metros. Es un agradable paseo que nos conducirá hasta la Ermita de Otero, desde donde podremos gozar de unas espléndidas vistas del privilegiado enclave en el que se encuentra situada la Villa.
La segunda opción es caminar durante un kilómetro por la CL-510, en dirección a Piedrahita, hasta llegar a un cruce, donde veremos un cartel de color morado que indica “Museo Arqueológico Padre Belda”, al que llegaremos tras recorrer poco más de seiscientos metros. El Museo está ubicado en el convento de los Padres Reparadores, que fue utilizado por los soldados franceses como cuartel.
La mejor manera de llevar a cabo esta ruta es dejarse guiar por la señalización ubicada en lugares estratégicos que te mostrarán sus principales hitos monumentales, a través de unos paseos que tienen como núcleo central la plaza Mayor, espacio de vida en el que se remansan también los quehaceres cotidianos de la localidad.
La personalidad de Alba de Tormes y la contundencia de su valioso legado monumental han venido forjándose a lo largo de los siglos en torno a tres mimbres principales: la Casa de Alba, cuyas más profundas raíces están indisolublemente unidas a la localidad, Santa Teresa de Jesús, que realizó aquí una de sus fundaciones y encontró en ella su última morada, y el río Tormes.
Acercarse a este legado supone pasear la villa desde las orillas del río hasta el contundente torreón del castillo ducal y, entre uno y otro, descubrir un casco urbano sembrado de conventos, iglesias y rincones que merece la pena disfrutar con calma.
hitos de la ruta
Castillo Duques de Alba
Testigo excepcional de la Guerra de la Independencia, que acabó sufriendo daños estructurales debido a los duros combates e incendios que tuvo que padecer, lo que condujo, años después, a su parcial demolición.
En noviembre de 1812, cuando las tropas aliadas se retiraban hacia Portugal, tropas escocesas y portuguesas se atrincheraron en la Villa, lo que incitó a los franceses a bombardear el castillo. Unos trescientos soldados españoles, al mando del teniente coronel José de Miranda y Cabezón, resistieron diez días entre sus muros para después escapar atravesando las líneas francesas y finalmente llegar a su Galicia natal tras una Anábasis a la española.
Convento Madres Carmelitas
Parroquia San Pedro
Puente Medieval
Escenario clave durante la batalla de Alba de Tormes (1809), ya que dos divisiones del ejército español cruzaron el puente, dejando sin apoyo a las otras tres divisiones, que permanecieron en la orilla derecha, donde sufrieron duramente ante el ataque la caballería francesa. En la batalla se distinguió el general Mendizábal, nombrado por ello Conde de Cuadro de Alba de Tormes.
Entre la noche del 22 y las primeras horas del 23 de julio de 1812, tras la batalla de Los Arapiles, el derrotado ejército francés se retiró atravesando el puente en dirección a Peñaranda de Bracamonte. En sentido contrario se retiraron los aliados cuatro meses después, perseguidos por los franceses, en dirección a Portugal, volando dos de sus veintiséis arcos.