Monasterio de Nuestra Señora de las Dueñas.
Madres Benedictinas

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Monasterio de Nuestra Señora de las Dueñas. Madres Benedictinas

El primer Monasterio de las MM Benedictinas en Alba de Tormes tuvo su asentamiento cerca de la villa, en la zona de extramuros y está datado del siglo XIII.

Por los años 1565 y 1566 el Monasterio cuenta entre sus miembros a dos monjas edificantes: Dª Mayor y Dª María Ovalle, hermanas de un cuñado de santa Teresa. En esta época se educó en el Monasterio la niña Beatriz de Ovalle y de Ahumada, sobrina de la santa.

El 12 de mayo de 1769 se traslada al lugar que hoy ocupa dentro de la Villa siendo abadesa Dª Benita de Oviedo, monja de grandes talentos y perteneciente a una de las más distinguidas familias de Alba.

La Comunidad vivió unos años críticos en la época de la Guerra de la Independencia con la publicación de las Leyes de Desamortización, pero pasados esos años, se recuperó el fervor de la vida monástica.

La portada de la iglesia, trasladada del anterior convento, está compuesta por dos pilastras dóricas cajeadas que enmarcan un arco de medio punto y sustentan un entablamento con un friso. En los extremos del friso aparecen dos medallones, un guerrero con yelmo y una dama, dos pizarras labradas con el báculo y la mitra del obispo, y en el centro el busto de San Benito.

En enero de 2019, finalizan importantes obras de restauración.

Artesanía

“La ociosidad es enemiga del alma; por tanto, ocupense los hermanos a unas horas en el trabajo manual y a otras en la lectura divina”. Con estas palabras escribía San Benito en el capítulo 48 de su Regla una máxima de vida para la Orden de las Madres Benedictinas.

Con el lema Ora et Labora, las Madres continúan hoy en día realizando trabajos artesanos de encuadernación en su pequeña imprenta, además de ilustraciones con imágenes navideñas o láminas en el taller. También realizan bonitos trabajos en cerámica.

El obrador de dulces de las Reverendas Madres es famoso por los avellanitos, las yemas, los amarguillos y las almendras garrapiñadas, que cuentan ya con siglo y medio de tradición y que siguen vendiendo a través del torno conventual. En época navideña también incorporan polvorones artesanos.

En la actualidad, la visita al convento y a la iglesia es exterior, pudiendo comprar los productos artesanos a través del torno conventual.

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